domingo, 28 de septiembre de 2008

Y dale con el no-referéndum...

El nuevo culebrón de la política española (obviando la crisis, que ya supera a cualquier género de ficción conocido) ya tiene título: "La consulta". Ibarretxe no se da por vencido con la decisión del Tribunal Constitucional (ese que se supone que sabe más que nadie de nuestra Constitución) y sigue empeñado en que llevará a España ante el Tribunal de Estrasburgo. Por cierto que UPyD, el partido de Rosa Díez, ya ha amenazado con iniciar acciones legales si se usa la imagen institucional del gobierno vasco o dinero público para promover una campaña de denuncia, ya que las demandas ante este órgano sólo pueden interponerse a título individual por las personas físicas y las organizaciones no gubernamentales . Los que pensaban que, con la sentencia que anulaba la consulta, llegaría una nueva etapa en la que el discurso del PNV derivaría hacia un tono más moderado pueden ir despertando de sus demasiado optimistas sueños. Es imposible que una acción destinada a captar los votos del nacionalismo más radical lleve a un partido hacia la moderación.

El presidente de la Comunidad Autónoma Vasca, haciendo gala de su victimismo habitual, dice que el Constitucional ha levantado "una alambrada". Pues vale, si así se llama ahora a hacer cumplir la ley, pa' él la perra gorda. También ha dicho que el presidente del gobierno de España ha pisoteado los deseos de la sociedad vasca. Ahí yo siento cierta empatía. Zapatero también pisotea mi deseo de no pagar impuestos, fíjese que déspota malnacido.

Aunque estamos en las mismas de siempre. Díganle a Ibarretxe que cumpla la Constitución cuando todos los gobiernos de nuestra democracia han incumplido puntos importantes del Estatuto de Guernica, como la transferencia de ciertas competencias bastante interesantes. Díganle al gobierno vasco que acate la sentencia del Tribunal Constitucional cuando es sabido por todos que es un órgano (como todo el poder judicial) al servicio de las mayorías parlamentarias. Aunque aquí, siendo justos, el PNV tampoco ha rechazado colocar a su propio representante en el CGPJ. Que se aguanten.

A ver qué pasa en las elecciones de marzo. Personalmente, espero que Patxi López, ese que asegura que tiene muchos apellidos vascos y que su madre quiere que se cambie el nombre oficialmente para dejar de llamarse Francisco Javier (¿?), gane las elecciones y pacte con el PP para gobernar. El mal menor, que se suele decir. Lo verdaderamente importante es forzar un cambio de discurso y "constitucionalizar" al nacionalismo vasco para que, de una vez por todas, dejen de intentar saltarse la ley. Pero para eso habría que dar ejemplo.

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