jueves, 8 de julio de 2010

Independentismo catalán: más partidos que votantes

Si al constitucionalismo le preocupa la división existente entre Ciudadanos y UPyD, más preocupados deben estar quienes apoyan al polo opuesto, el del independentismo. Parece que poco importa el paupérrimo éxito de los referendos de autodeterminación (raro ha sido el municipio en el que la participación ha llegado al 30%, a pesar de que se han celebrado en las localidades donde más se concentra el voto secesionista), pues en los últimos meses no han dejado de proliferar nuevas marcas políticas con la ruptura entre Cataluña y España como principal eje programático. El descalabro electoral de ERC en las elecciones de otoño es más que probable, pudiendo perder más de un tercio de los 21 escaños que ahora tiene, y esa bolsa de votos es un caramelo demasiado dulce para dejarlo escapar.

Precisamente, es de ERC de donde nace el primero de estos nuevos partidos políticos. Tras perder las elecciones internas en su partido, el ex-consejero de gobernación Joan Carretero decidió abanderar un nuevo proyecto independentista, secundado por antiguos militantes de ERC y diferentes entidades independentistas. Reagrupament, oficialmente una asociación cultural, lleva meses promocionándose como la nueva esperanza del separatismo y de la regeneración democrática, aunque un servidor se pregunta cómo se puede regenerar la democracia desde el nacionalismo.

El camino de Carretero y su gente ni parece fácil de andar: las encuestas no contemplan su irrupción en la cámara autonómica, y ya ha sufrido graves crisis internas antes incluso de constituirse como partido político. La marca Reagrupament Nacional Català, con la que pretendían presentarse a las elecciones, fue registrada por tres ex-dirigentes que han abandonado el proyecto, por lo que parece que acabarán concurriendo como Pàtria i Dignitat. Con este panorama, las aspiraciones de Reagrupament pasan por convencer al ex-presidente del F. C.Barcelona, Joan Laporta, para que sea su cabeza de cartel.

Sin embargo, Laporta ya ha registrado su propio partido, llamado Democràcia Catalana, por lo que la alianza con Carretero aún no es un hecho. Poco se conoce aún del ideario de este partido más allá de su apuesta por la creación de un estado catalán, pero la popularidad de su líder, que no ha desaprovechado la ocasión de utilizar el Barça como plataforma de lanzamiento de su carrera política, parece suficiente para garantizarle un pequeño puñado de votos.De todas formas, parece contar con pocas posibilidades de lograr representación este otoño, se alíe o no con Carretero.

El último partido en sumarse es Força Catalunya, del presidente de Catalunya Acció Santiago Espot. Entre los méritos de este liberticida recalcitrante está el haber presentado más de 3.000 denuncias contra comerciantes que no rotulaban en catalán sólo en 2.009, o el haber amenazado con más denuncias a los patrocinadores de la selección española y a todos las empresas radicadas en territorio catalán que muestren colaboracionismo, afinidad o simpatía con España. Sin duda es la formación más radical de cuantas se han presentado en los últimos meses, pero también la que menos posibilidades tiene de entrar en el Parlamento catalán.

Con este panorama, parece claro que el independentismo está de capa caída. No así la opción política de más éxito en las 3 décadas de autonomía de Cataluña: la de la independencia subvencionada por España. Una legislatura más, la hipocresía nacionalista seguirá dominando la vida política catalana, pero eso hará patente la enorme verdad de que los catalanes saben que necesitan a España. Eso es así, por muchas esteladas que algunos quieran sacar a la calle este sábado.

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