jueves, 18 de septiembre de 2008

Putas

Perdonenmé, pero es que no me puedo resistir. Miguel Ángel Revilla, el mediático presidente autonómico de Cantabria, ha declarado en el programa de Buenafuente: "Yo mojé por primera vez a los 18 años... y pagando". No me digan que esta muestra de sinceridad en público no tenía que venir, sí o sí, de Revilluca. Ahora el PP de Cantabria ha aprovechado la ocasión para acusarle de hacer apoógía de la prostitución y de incitar a los jóvenes a perder la virginidad con prostitutas. Y no sólo eso. La diputada del PP en el parlamento de Cantabria Tamara González ha dicho que Revilla da "una imagen extemporánea, paleta y rancia de machismo trasnochado". Pues hombre, yo, como cántabro, ya estoy hasta las pelotas de que este hombre dedique más tiempo a querer llamar la atención en televisión que a ejercer de presidente autonómico, pero de ahí a que sus declaraciones sean machistas, va un trecho. De hecho, me parecen mucho más machistas (aunque sean del sexo femenino) quienes le niegan a una mujer el derecho a disponer de su propio cuerpo. Y no olvidemos que también hay prostitutos.



Yo todavía no entiendo la doble moral que existe en la mayoría de países occidentales (los que se supone que se asientan sobre las libertades individuales) hacia el oficio más viejo del mundo. Hace unos meses veía en la publicidad de las estaciones de metro de Madrid unos carteles que pedían a los ciudadanos que no se gastaran el dinero es prostitución, ya que este acababa destinado al tráfico de armas y negocios similares. Pero yo me pregunto si no sería mucho más sencillo regular el negocio de la prostitución. Así, no sólo se controlaría de dónde sale y a dónde va el dinero, sino que se eliminaría la trata de blancas, se asegurarían las condiciones de higiene y salud necesarias, y (lo más interesante para el sector público) pagarían impuestos. Y no sólo eso, sino que se terminaría con los problemas de los pobres vecinos de la calle Montera y similares. Bastaría con legislar que la prostitución sólo debe ejercerse en locales habilitados para ello. Aunque quizá lo más importante es que sería el principio del fin del continuo desprecio que sufren quienes deciden vivir de este negocio (sobre todo si son mujeres), que nada tiene de inmoral si no se mira desde una perspectiva religiosa. Y se supone que España es un estado aconfesional.



Yo algún día espero visitar Holanda. Y no para irme de putas ni para visitar uno de esos coffee shops en los que los clientes prefieren un buen "chocolate" antes que un café. La verdad es que me interesa ver las diferencias entre una sociedad como la española, todavía anclada en moralismos de diferente procedencia, y una sociedad como la holandesa, que respeta tanto las libertades libertades individuales como para reconocer que la vida es un derecho y no una obligación, y que el sexo puede ser un negocio tan digno como cualquier otro. ¿Acaso el cine porno no genera ingresos millonarios? ¿No cobran los actores y actrices porno por practicar el sexo, como hace cualquier prostituto/a? Y ahí lo tienen, perfectamente amaparado por la legalidad. Dejémonos de dobles morales.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Por poner un ejemplo de doble moral, la película "Irma la dulce" (que ví el otro día cortesía de canal sur) fué harto criticada en su día por la defensa de la prostitución como forma de vida. Por la progresía bienpensante. La misma que, actualmente, le encanta esas entrevistas de Buenafuente a actores y actrices porno, tratándoles poco menos de heroes.

Nidiestronisiniestro dijo...

Pero es que ahí está la gran hipocresía de la sociedad. No pasa nada si ganas miles de euros por practicar el sexo delante de una cámara, pero si lo haces en un burdel o en un domicilio privado, es denigrante y indigno. Quizá sea un modo de pensar muy comunista. Es decir, con la prostitución sólo se beneficia uno, pero con el cine porno puede disfrutar todo el pueblo...

Anónimo dijo...

que bien escribe mi hermanito...

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con lo que dices. Pero yo te puedo decir, que he estado en Amsterdam y que es genial comprobar como por el "Barrio Rojo", pasean familias con niños pequeños y lo ven lo más normal del mundo. Pero también te digo que si de verdad los holandeses lo quisieran hacer totalmente normal, no harían un barrio para ellos/as, si no que las casas estarían repartidas por la ciudad. La verdad es que en Amsterdam se respira una libertad que pocas veces se disfruta en España, pero tampoco creas que es una ciudad mucho mejor que Madrid (por ejemplo). Porque hay racismo, hay guiris imbéciles riéndose de las prostitutas, hay salidos, hay de todo, como en todas partes.
Saludillos
=)

Nidiestronisiniestro dijo...

Claro que sí, pero es que tontos hay en todas partes, y no debemos olvidar que Holanda ha sido prácticamente un país pionero en este de regular la prostitución. Queda, por tanto, mucho que mejorar en cuanto a la legislación y el control y, sobre todo, mucho que mejorar en cuanto a la mentalidad de la gente.