sábado, 18 de octubre de 2008

Peras con manzanas

Hace poco que empieza a extenderse en política el término "transversalismo". Esta nueva corriente política, que en España empezó Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía (aunque luego la abandonó en su 2º Congreso por el centro.izquierda) y que ahora representa UPyD, no es una ideología en el sentido estricto de la palabra, sino más bien un compendio de todas ellas. Cuando un partido se define como transversal, poco o nada dice de su manera de pensar, alejándose totalmente de esas etiquetas para vagos mentales que son la izquierda y la derecha. Para conocer su ideología hay que estudiar sus propuestas, que pueden coincidir o no con la de las ideologías imperantes. Por poner un ejemplo, se pueden proponer medidas socialdemócratas en la economía y defender las libertades individuales de la misma manera que el liberalismo. Ningún partido transversal se mueve por admiración a Marx ni a Alan Smith, ni buscan encasillarse en ningún redil. Sus ideas se mueven por la búsqueda de lo más beneficioso para la sociedad.

Partiendo de ello, no es de extrañar que partidos en los que cabe cualquier persona sea cual sea su ideología (siempre que comparta la línea de pensamiento del partido, claro está) sean partidos que defienden los grandes consensos frente a las mayorías absolutas. Un partido que de verdad sea transversal tiene que buscar la mayor integración posible de los partidos políticos, preferiblemente gobierno y oposición por ser los que representan a la gran mayoría de ciudadanos. Yo miro con envidia a la Alemania de Angela Merkel, donde la coalición que gobierna representa ni más ni menos que al 70% de los alemanes. ¿Se imaginan eso en España? Un gobierno formado por PSOE y PP representaría hoy en día a más del 80% de los ciudadanos, y los insultos que vemos todos los días en el telediario darían paso a una política en la que se llegase a acuerdos que dejasen contentos a todos. Pero no, nuestros artidos prefieren llegar a la mayoría absoluta por los pelos pactando con partidos pequeños, o directamente gobernar con mayoría simple para "tener más independencia" (¿Eso no se llamaba "estar solo" en la legislatura pasada?).

Pero, como a todo lo nuevo, al transversalismo le han llovido críticas, normalmente de quienes no tienen ni idea de lo que es. Que si los partidos transversales dicen lo que sea para captar los votos de quien sea (porque todos sabemos que el PSOE le diría que no a los votantes del PP, y viceversa, no vaya a ser), que si con eso no sabes si votas por ideas de izquierdas o de derechas (¿no hemos quedado que no va de eso?), que si todos los partidos se acaban posicionando en la izquierda o la derecha (¡Que no, que no va de eso!)... Lo que sea menos pararse a pensar en ello, no vayamos a descubrir algo nuevo. Yo qué quieren que les diga, es difícil cuando a alguien le han enseñado toda la vida que las peras son peras y las manzanas son manzanas que se coma con gusto la macedonia, pero está bien rica. Aún así, yo creo que son necesarios más partidos transversales, pues representan el futuro frente a las etiquetas clásicas de la política que ya deberíamos ir abandonando. Lo que no se mueve caduca, y nuestra política lleva demasiado tiempo anclada en los mismos clichés.

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