miércoles, 12 de noviembre de 2008

La Generalitat catalana y la libertad de expresión

No sé si lo he dicho ya alguna vez, pero ese nacionalismo catalán que tanto se llena la boca llamando fascista a quien contradice su sacrosanto dogma está más cerca del totalitarismo que nadie en este país. En 24 horas, he conocido dos noticias que me ponen los pelos de punta. Empiezo por la que tiene menos chicha: el gobierno de Cataluña ha exigido disculpas a The Economist por supuestos insultos al Govern en su reportaje "La fiesta se acabó", en el que analizaba la situación económica española y se mostraba crítico con la "obsesión nacionalista" con la lengua, aparte de tildar a Jordi Pujol de cacique. Pues bueno, yo creo que son unos insultos así como muy light, que peor me parece llamar franquistas a los firmantes del Manifiesto por la Lengua Común, por ejemplo. Aquí lo que hay es un intento de acallar la voz discrepante de un diario internacional (a los que por aquí solemos dar bastante prestigio), y de envolver en polémica estúpida el análisis que se hace del precio a pagar por el nacionalismo, no vaya a ser que alguien se de cuenta de la realidad.

Por eso, no duden de que, si The Economist fuera un periódico español, ya le estarían boicoteando como hacen con todos los medios que se atreven a dar una visión diferente de la realidad. Como ya le han hecho a Unidad Editorial, a la COPE y a Punto Radio. Vaya por delante que yo no hago ninguna defensa de esos medios, pero resulta curioso cómo el Consejo Audiovisual de Cataluña ha retirado 2 emisoras a la Cope, 3 a Punto Radio, y le ha denegado a Unidad Editorial las 22 licencias solicitadas, mientras que a la SER, por ejemplo, se le han concedido 9 licencias más. Lo mismo para varios medios afines al tripartito, no vaya a ser que falte pluralidad. Que yo sepa, para retirarle una licencia a un medio de comunicación, éste tiene que haber cometido una ilegalidad, y el CAC no ha denunciado ninguna. Tanto el PP como Ciudadanos-Partido de la ciudadanía han pedido la comparecencia del presidente del CAC para explicar los criterios seguidos en el reparto y retirada de licencias. A ver qué dice.

Lo que yo les decía al principio, fascismo puro. Y es que, como quedaba maravillosamente reflejado en "Buenas noches y buena suerte", la (casi) obra maestra de George Clooney, todas las libertades corren peligro cuando el poder público intenta eliminar la libertad de expresión. Menos mal que el gobierno catalán no controla internet, porque quizá después de esto pedirían el secuestro de mi blog, y todos mis lectores (los dos) perderían la oportunidad de conocer una opinión distinta a la del poder. Pero tranquilos: tendrán que matarme para callarme. Me siento hoy un poco "Braveheart".

2 comentarios:

Hugo Mulholland dijo...

Me parece increíble todo lo que pasa en Cataluña, qué abosorbido tienen que tener los nacionalistas el cerebro cómo para no darse cuenta de que están siendo de lo más fascista (tratar de eliminar al amigo, censurándole, privandole de vehiculos para su expresión, descalificándole...)justamente contra lo que en teoría luchan... Yo sí defiendo a la COPE, el Mundo y etc, porque no puede ser que por ejemplo en Girona no se vaya a poder escuchar a Losantos. ¿Esto es democracia? Estudiando la situación de Cataluña se me curó el ser de izquierdas.

Nidiestronisiniestro dijo...

Ah, no, pero es que el gobierno de Cataluña no es de izquierdas. Un gobierno como ese no es de derechas ni de izquierdas (que bueno, yo creo que no existe ni lo uno ni lo otro), sino un totalitarismo como cualquier otro.

Nada les gustaría más que eliminar ese trámite tan molesto que se hace cada 4 años en el que un montón de gente mete unas papeletas en una urna y quedarse en el poder para siempre, para poder seguir reinventando a la sociedad catalana a su imagen y semejanza.