martes, 16 de septiembre de 2008

Personalismo vs. Idealismo

Leo en el XL Semanal de este fin de semana algo que me deja anonadado: "...el equipo de Obama apuesta por la renovación. Su objetivo: conectarlos con la familia media americana. Y para ello cuidan cada intervención de Michelle. Nada de entrevistas sobre economía o sanidad; prefieren que acuda a talk shows, donde habla de recetas o cómo llegar a fin de mes, aunque sea una abogada graduada por Harvard y gane un sueldo millonario". Yo ya no sé que pensar de la campaña de Obama. Si de verdad quiere representar el cambio, ejercer de "hombre de la casa" y hacernos creer que su mujer se dedica únicamente a sus labores no parece muy progresista. Y si lo que quieren es vender la imagen de Michelle como la mejor primera dama posible, están perdiendo una valiosa oportunidad de presentarla como una mujer de su tiempo, capaz de compaginar una exitosa carrera profesional con una feliz vida personal. Que se quede en un rincón calladita y sin molestar, mientras su marido se dedica a sus cosas de hombre. Y luego me miran raro cuando digo que me gustaba más Hillary...


Pero bueno, es el juego de siempre. Lo verdaderamente importante es vender el producto, diría el señor Mejide. Y lo que se vende en política no son programas electorales, sino la imagen de los candidatos. Sólo hay que recordar la polvareda que levantó el caso Lewinsky, un asunto que, a priori, sólo afectaba a la vida personal del matrimonio Clinton. Pero ahí tuvimos al bueno de Bill, dando explicaciones delante de toda la nación. En España, ahora tenemos algo parecido con el asunto Aznar-Dati, que ni está confirmado ni afecta a un político en activo, pero ya se sabe que no se puede perder la oportunidad de hundir al que nos cae mal, aunque sea cotilleando sobre su vida personal como hacen ciertos programas a los que tanto nos gusta criticar. Y una pregunta ronda por mi cabeza: ¿de verdad es tan importante la vida personal y familiar de los políticos?


La respuesta es no. A mí me da igual si Obama es una gran persona, si Zapatero es simpatiquísimo o si Rajoy cuenta unos chistes que no veas. A mí lo que me importa es que sean capaces de solucionar los problemas de la sociedad. Y si le ponen los cuernos a sus santas esposas con una becaria, que laven sus trapos sucios en casa, que la mugre cuando se enseña da así como un poco de asco. Pero en el mundo de hoy en día, en el que tanto nos gusta juzgar y ver la paja en el ojo ajeno, los políticos acaban decidiéndose por prestar más atención a su imagen que a sus ideas. Y ahí tenemos la famosa foto de Sarkozy con los michelines retocados, aquella de Zapatero haciendo jogging por la playa con un atuendo perfectamente conjuntado, y a una prestigiosa abogada como Michelle Obama hablando de recetas de cocina. Si ya lo decía ella, presentarse a la presidencia es hacer el payaso.


Algo muy malo pasa en la sociedad cuando los ciudadanos nos preocupamos de cuestiones tan triviales y evitamos centrarnos en lo que realmente importa. En las campañas electorales se comercia con personas, y no con ideas, como debería ser. Es la versión democrática del personalismo propio de cualquier dictadura, con todos pegándose por ser el más popular del insti y el mesías de la ciudadanía. Pero al fin y al cabo, esa es la esencia de la democracia: que los ciudadanos tengan los líderes que se merecen. Tú tranquila, Michelle, que yo te apoyo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues tendrá mérito que explique cómo llega a final de mes con un sueldo millonario, a mí es que me cuesta.

Lo de Clinton tenía su potencia, más allá del chafardeo, y es que el tío dijo con cara de póker que él no había tenido sexo con aquella buena mujer, y luego fue que sí. Y lo de mentir ya es un poco más feo. En todo caso, en el pecado está la penitencia, y muchos añoran ahora a Clinton.

Nidiestronisiniestro dijo...

Un placer verle por aquí, señor Malabesta. El caso es que Clinton no habría tenido que mentir si nadie se hubiera metido en su vida personal, y, además, no mintió sobre una cuestión que afectara a la sociedad estadounidense. Que la infidelidad es algo muy feo, pero de ahí a que ocupe más portadas que la economía...